La crianza podemos entenderla como los mecanismos, métodos
o estrategias que creemos apropiadas para la integración de enseñanzas y
conceptos que faciliten la socialización de nuestros hijos, la crianza se rodea
por un conjunto de conductas que permiten fortalecer aspectos éticos y morales
en la propia conducta de los menores. Estas estrategias socialización imponen
su importancia en aspectos tales como aceptación y el afecto o por el contrario
el rechazo, la frialdad o la hostilidad; estas se convierten en pautas
distintivas que nos permiten hacer de la crianza un proceso positivo o negativo
dentro de nuestra familia u hogar.
Como lo mencionábamos en el tema anterior, por medio
del amor transmitimos todo aquello positivo que forma y fortalece, pero por medio
de él, también podemos llegar a pensar
que lo que hacemos es correcto y puede ser fuente de protección; pero en muchos
casos el amor se puede convertir en una amenaza para la convivencia y la
formación de nuestro hijos un claro ejemplo de esto puede ser la
, aunque creamos que lo que hacemos es por el bien de nuestra
familia podemos llegar a entorpecer el desarrollo de procesos naturales del ser
humano, creando discordia en la convivencia, además podemos encontrar en ello
consecuencias como la dependencia, negando la posibilidad de ser una persona
autosuficiente o responsable, se puede llegar a perder el autoestima y consigo traer
problemas para crear relaciones interpersonales. La sobre protección no es el
único ejemplo de un amor dañino, también podemos evidenciarlo a la hora de
corregir a nuestros hijos, reconociendo la diferencia entre el castigo, el
maltrato, o en reprender con amor.
La consolidación de vínculos afectivos se convierte
al fin en los pequeños logros que consigue obtener el amor en la familia, convirtiéndose en la forma más efectiva para
establecer relaciones sólidas dentro de tu hogar.
Bien contenido e información en la publicación. Gran aporte
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